miércoles, 9 de noviembre de 2011

Rayuela -93-

Pero el amor, esa palabra... Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación de] amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos, no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura. Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdoname. Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. Stop, ya está bien así. También puedo ser grosero, fíjate. Pero fijate bien, porque no es gratuito. (...)

Julio Cortázar

martes, 8 de noviembre de 2011

Nunca Abril

Estoy en tu balcón, donde tú te asomabas
tantas veces. Intentando mirar desde tus ojos
imposibles de tanto que miraron
lo imposible del mar, a las olas gigantes
romper contra las rocas. Donde un día quisiste
saludar a todas las gaviotas
con tu mano enguantada.

Despedir al verano habría sido fácil
a tu lado. Decir adiós al sol que nos bañaba,
pero ha sido difícil sin tus ojos. Y por eso
miramos desde ellos.
La belleza será si así lo hacemos,
o sino no será.

C.


lunes, 7 de noviembre de 2011

Razones II

No podría explicarlo
pero entiendo, por fín,
que va pasando el tiempo.
Que he quemado estos años,
años que no pudieron merecerme
pero que pese a todo
pasaron y pasaron desahogados,
felices. Años que como jaulas
tuvieron atrapados aquellos viejos sueños
de mi niñez. Y desde aquí les digo
(desde esta oscuridad tan perfilada)
-Merecisteis la pena-, porque son esos tiempos
los tiempos de soñar
los que más necesito.
Que por eso no quiero
que se cumplan mis sueños.


C.

domingo, 30 de octubre de 2011

Los perros románticos

En aquel tiempo yo tenía veinte años
y estaba loco.
Había perdido un país
pero había ganado un sueño.
Y si tenía ese sueño
lo demás no importaba.
Ni trabajar ni rezar
ni estudiar en la madrugada
junto a los perros románticos.
Y el sueño vivía en el vacío de mi espíritu.
Una habitación de madera,
en penumbras,
en uno de los pulmones del trópico.
Y a veces me volvía dentro de mí
y visitaba el sueño:estatua eternizada
en pensamiento líquidos,
un gusano blanco retorciéndose
en el amor.
Un amor desbocado.
Un sueño dentro de otro sueño.
Y la pesadilla me decía: crecerás.
Dejarás atrás las imágenes del dolor y del laberinto
y olvidarás.
Pero en aquel tiempo crecer hubiera sido un crimen.
Estoy aquí, dije, con los perros románticos
y aquí me voy a quedar.

Roberto Bolaño

sábado, 29 de octubre de 2011

Feliz año nuevo

Que la vida te cuide, que consigas
esquivar piedras nuevas de tu camino nuevo.
Que te cuenten las más bellas historias,
que te acunen con cuentos
y que sean mentira.

Que cuando haga calor encuentres una sombra
en la que cobijarte. Que te duermas
y no te sientas solo. Que las noches
no te traigan, amor, más pesadillas.

Que tu casa se llene de amigos y de flores.
Que vayas al gimnasio por lo menos
tres veces por semana. Que trabajes
en lo que más te gusta.
Que ames. Que te amen.

Que la vida te cuide,
que seas muy feliz.
(si es que has sido tan bueno como dices).

C.

Raro.

Y pasadas las tres de la mañana
quizás algo después del quinto whisky,
dos mujeres corrientes se desnudan
del alma para abajo, porque llevan
demasiado equipaje para pasar la noche,
demasiadas preguntas en sus labios.
¿Quién será el insensato que me invite a otra copa?
¿ Me alcanzas el mechero?
¿Es aquel el infierno que juramos?

Lo que perdieron era casi nada
tan sólo un poco más de lo que hallaron:
un hambre prescindible,veinte euros
y dos o tres recuerdos olvidables



C.

jueves, 27 de octubre de 2011

Razones I






Si buscas en youtube "Ave María"


el primer resultado es de David Bisbal, el segundo


un tal Schubert.


Ave María, ¿ cuándo serás mía?


El mundo es un lugar inhóspito


para habitar en él alegremente,


pero muy divertido.




martes, 25 de octubre de 2011

Ectasy

"El infierno y el paraíso me parecen
desproporcionados. Los actos del hombre
no merecen tanto."
Borges.



Entrar en el infierno. Permanecer,
reir, acariciar a Dios al fondo de la barra,
bailar hasta la muerte despegados
del mundo. Enroscarse, follar
hablar de nada. Subir aquella calle
mirar las azoteas, comerte una farola
con estilo. Caer, Llamar cretino
al poli que dirige en aquel cruce. Agitarse.
Llegar a trompicones al portal
al ascensor, al catre.
Despertarse. Soñar, y una voz que te dice:
no vuelva usted mañana.


C.

Instrucciones para llorar


Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.


Julio Cortázar

Contra Jaime Gil de Biedma


De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación —y ya es decir—,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colmena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?

Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.

Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
—seguro de gustar— es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.

Si no fueses tan puta!
Y si yo no supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.

A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo.

Jaime Gil de Biedma

lunes, 24 de octubre de 2011

Into the dark

Hacia la oscuridad,
a la penumbra, cogida de tu mano
y no me importa ya
que el brillo de todas las estrellas
sean una ilusión o una mentira. Yo me voy de tu mano
no me importa. Porque el miedo no deja de ser luz
y ya no tengo miedo. Porque en la oscuridad
ya no hay sombras posibles. De tu mano me voy
a la penumbra. Donde la luz no ciega
donde las cosas son
tan sólo porque estamos.

C


En un bar.

Puede que aquel hombre tuviese razón:
toda la vida ordenando
para nada.

C.

Far away

Es que estos pies han dado tantas vueltas
que no sé donde estoy, que quizás haya vuelto
a donde empezó todo y que tu nombre
no me suena de nada. Y me resulta extraño,
fue lo que siempre quise, que pudiéramos
volver a conocernos otra vez
para que fuera nuevo, y sin embargo, mira,
he llegado tan lejos que tu nombre...
tan lejos que no puedo
terminar el poema desde aquí.


C.