sábado, 29 de octubre de 2011

Raro.

Y pasadas las tres de la mañana
quizás algo después del quinto whisky,
dos mujeres corrientes se desnudan
del alma para abajo, porque llevan
demasiado equipaje para pasar la noche,
demasiadas preguntas en sus labios.
¿Quién será el insensato que me invite a otra copa?
¿ Me alcanzas el mechero?
¿Es aquel el infierno que juramos?

Lo que perdieron era casi nada
tan sólo un poco más de lo que hallaron:
un hambre prescindible,veinte euros
y dos o tres recuerdos olvidables



C.

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